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When a young person doesn’t eat: what does it mean and how can they help?

When a young person doesn't eat: what does it mean and how can they help?

Adolescence is a stage of growth, not only physical but also emotional and psychological. During these years, young people go through a series of transformations that allow them to begin to define their identity, self-esteem, and their relationship with the world around them. During this process, they often face external and internal pressures, especially related to body image, social expectations, and beauty standards that are often idealized on social media.

As young people try to find their place in the world, the way they relate to their bodies and food becomes increasingly important.

The way they perceive themselves and how they believe others perceive them can have a profound impact on their emotional well-being. In some cases, this relationship with food can become problematic, manifesting as an obsession with losing weight, excessive healthy eating, or food avoidance, which may be indicative of an eating disorder.

The influence of social media and beauty standards

Social media plays a significant role in the lives of today’s teenagers. These young people grow up in an environment saturated with images that promote unrealistic ideals of beauty, where thinness and physical perfection are presented as achievable goals. This can increase the pressure on the young person to meet an imposed aesthetic standard, which, in many cases, becomes a cycle of body dissatisfaction.

It’s important to remember that, during adolescence, hormonal changes, physical development, and sexual identity exploration are in full swing. This can make young people feel insecure and more susceptible to outside influences, which can lead them to adopt unhealthy eating habits or develop a dysfunctional relationship with food. As they try to shape their identity, they may feel that control over their bodies is a way to gain power over their lives and how others perceive them.

When should you be concerned about a young person who isn’t eating?

Es natural que los adolescentes experimenten cambios en sus hábitos alimenticios, como saltarse comidas o preferir ciertos tipos de alimentos. Sin embargo, cuando estas conductas se vuelven compulsivas, excesivas o restrictivas, pueden ser signos de un trastorno alimentario. El deseo de comer de manera “sana” y hacer ejercicio de forma regular no siempre es problemático, pero cuando este deseo se convierte en una obsesión que afecta negativamente la vida del joven, es necesario abordar la situación con cuidado.

Los trastornos alimentarios atípicos son algunas de las formas más comunes de trastornos alimentarios en los jóvenes, y sus síntomas pueden variar. Algunos jóvenes pueden practicar el ayuno de forma extrema, otros pueden experimentar atracones de comida seguidos de períodos de restricción, mientras que otros pueden ejercitarse de manera compulsiva para quemar calorías. Estos comportamientos no solo afectan la salud física del joven, sino que también tienen un impacto significativo en su bienestar emocional.

En las primeras etapas de un trastorno alimentario, el joven puede negar o minimizar el problema, lo que dificulta que los padres o cuidadores reconozcan la gravedad de la situación. Es posible que no vean el impacto que estos hábitos están teniendo en su salud, e incluso puedan justificar su comportamiento como una forma de “mantenerse saludable” o “perder peso”. Esta fase inicial también se conoce como la “fase de atracón” de los trastornos alimentarios, donde el ciclo de restricción y sobrealimentación se convierte en un patrón repetitivo.

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      Síntomas a observar

      Algunos de los síntomas más comunes que indican que un joven podría estar lidiando con un trastorno alimentario, como anorexia o bulimia, incluyen:

      • Preocupación excesiva por el peso y la comida: Hablar constantemente sobre las calorías, los tipos de alimentos y la necesidad de hacer ejercicio.
      • Evitar comer: Saltarse comidas, rechazar alimentos o hacer dietas extremadamente restrictivas.
      • Comportamientos de control: Comer solo ciertos tipos de alimentos, evitar comidas sociales o hacer ejercicio de forma compulsiva.
      • Provocar vómitos: El hábito de encerrarse en el baño inmediatamente después de las comidas puede ser una señal preocupante de que el joven está tratando de provocarse el vómito.
      • Cambios en el estado de ánimo: Irritabilidad, cambios de humor, ansiedad o depresión asociada con la comida o el peso.
      • Síntomas físicos: Fatiga excesiva, dolores de cabeza, mareos, pérdida de cabello o problemas de piel que son indicativos de malnutrición.
      • Aislamiento social: Evitar situaciones en las que se come en público o entre amigos, o mostrar desinterés por actividades sociales.

      Si alguno de estos síntomas persiste durante un período de tiempo significativo o interfiere con las actividades cotidianas del joven, es fundamental actuar con rapidez.

      Hablar con el joven: la importancia de la comunicación abierta

      Cuando se observa que un joven no está comiendo adecuadamente o que ha comenzado a desarrollar hábitos alimenticios problemáticos, lo más importante es abordar la situación con delicadeza. Los jóvenes suelen sentirse incomprendidos, y un enfoque demasiado directo o confrontativo puede hacer que se cierren aún más. En lugar de juzgar, es importante crear un espacio seguro donde el joven se sienta cómodo compartiendo sus pensamientos y emociones.

      Una conversación abierta, sin presionar, puede ser el primer paso para que el joven comience a reconocer que hay un problema. Preguntar directamente sobre su bienestar emocional y físico, sin hacerles sentir que están siendo criticados o presionados, puede abrir la puerta para hablar sobre sus preocupaciones. Es vital mostrar empatía y hacerles saber que estás allí para apoyarlos, sin importar la situación.

      La necesidad de evaluación profesional

      Si el comportamiento relacionado con la comida persiste o empeora, es fundamental buscar la ayuda de un profesional de la salud, como un psicoterapeuta especializado en trastornos alimentarios o un nutricionista. Los trastornos alimentarios, aunque comunes, pueden tener consecuencias graves para la salud física y emocional, y la intervención temprana es clave para una recuperación exitosa.

      Una evaluación profesional ayudará a determinar el alcance del problema y permitirá diseñar un plan de tratamiento adecuado, que puede incluir psicoterapia, apoyo nutricional y, en algunos casos, medicación para tratar síntomas como la ansiedad o la depresión.

      El rol de la familia en la recuperación

      Los trastornos alimentarios afectan a toda la familia, no solo al joven. El apoyo familiar es crucial para la recuperación, ya que los jóvenes necesitan un entorno comprensivo y sin juicio para superar sus problemas.

      El apoyo terapéutico familiar puede ser necesario para abordar las dinámicas familiares que podrían estar contribuyendo al trastorno alimentario, así como para ayudar a los miembros de la familia a comprender cómo gestionar las emociones y las interacciones en torno a la comida y la imagen corporal.

      Conclusión

      La adolescencia es un periodo desafiante en el que los jóvenes lidian con muchos cambios y presiones externas. Cuando un joven comienza a tener problemas con la comida, ya sea por una preocupación excesiva sobre el peso o por una relación disfuncional con la comida, es importante abordar el problema de inmediato. Hablar abierta y sin juicio, buscar apoyo profesional y estar dispuesto a aprender sobre los trastornos alimentarios son pasos fundamentales para ayudar al joven a superar estas dificultades y a construir una relación más sana con su cuerpo y su bienestar.

      Contar con la ayuda de un profesional

      En Centro Lapsi ofrecemos psicoterapia individual de adolescentes y terapia familiar, enfocándonos especialmente en tratar las dificultades psicológicas durante la adolescencia. Nos dedicamos a abordar trastornos y dificultades que surgen en esta etapa crítica, buscando también estrechar el vínculo entre el joven y sus padres.

      Si un hijo/a presenta, durante varias semanas, los síntomas o dificultades que hemos mencionado, es recomendable consultar a un especialista en adolescentes. Con el apoyo profesional, se trata de identificar las causas del malestar, hacer una evaluación diagnostica y brindar el acompañamiento necesario para favorecer su desarrollo emocional.

      Tuulikki Trias

      Tuulikki Trias

      Directora del Centro LAPSI

      ¿Quién soy?

      Psiquiatra y psicoterapeuta, especializada en niños y adolescentes.
      Tengo especial interés en la psicología perinatal, la primera infancia (0-3 años) y en el trabajo psicoterapéutico del primer vinculo de la madre/padre y el bebé.
      Especializada en psicología de gemelos.