PSICOLOGÍA INFANTIL
Los niños escolares y sus familias
En las familias con niños de edad escolar, las preocupaciones de los padres suelen estar relacionadas con los problemas escolares del niño; a saber, la dificultad para concentrarse, las dificultades relacionales con los compañeros, los cambios en el estado de ánimo, la irritabilidad y la rabia, actitudes desafiantes, o los diversos miedos del niño.
Recientemente los padres también están preocupados por los problemas relacionados con el uso excesivo de los videojuegos y de las redes sociales. El desarrollo no siempre se da como los padres desean y la interacción familiar puede volverse negativa.
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Los padres tendrán que estar atentos cuando se den
las siguientes situaciones:
No quiere jugar ni solo ni con amigos.
Se encierra en su habitación
Le cuesta dormir como antes y tiene pesadillas
No tiene amigos
Ya no quiere ir a la escuela
Está irritable y tiene rabietas por la más mínima razón.
No hace caso
Le cuesta separarse de los padres
Se queja de varios dolores y molestias
Está constantemente triste
No puede emocionarse por nada
Esta inquieto y no presta atención
Algunas veces para dar una buena respuesta en estas situaciones es necesario recibir ayuda y pautas concretas de actuación.
Niños de 7 a 9 años de edad
Las emociones de un niño pueden fluctuar y, a veces, son difíciles de controlar y contener. Cuando el niño tiene miedo, se enfada o se decepciona puede llorar, lanzar cosas o incluso pegar. Las emociones están permitidas, pero no dañar a otras personas o romper. En estos momentos necesita ayuda para regular sus emociones.
A esta edad el niño practica el aprendizaje y el trabajo independiente, y suele emocionarse con sus nuevos conocimientos y habilidades. Necesita experiencias de éxito, pero también es importante aprender a tolerar los fracasos.
Si un niño experimenta frustraciones y desilusiones con demasiada frecuencia, y se le culpa por ellas, sentirá que es inferior a los demás. Son necesarios retos apropiados a su edad, que inspiren al niño para tener iniciativa y creatividad.
A esta edad, el niño es sensible a las críticas y puede defenderse fuertemente si es criticado o no recibe suficiente aprobación.
La vida de un niño debe incluir todavía mucho juego y actividad libre no dirigida, sin preocupaciones. Sin embargo, necesita una variación del juego y trabajo. Moverse al aire libre y ejercitar la imaginación son muy importantes. El niño ya tiene sentido del humor y disfruta de las rimas, canciones, cuentos y acertijos.
Las opiniones de los compañeros son cada vez más importantes.
Pertenecer a un grupo, jugar entre amigos y ser aceptado es de gran importancia. Perder en el juego sigue siendo difícil.
El niño tiene mayor capacidad de pensar en los sentimientos y necesidades de los demás, se desarrolla su capacidad de empatía. Sin embargo, su comportamiento a veces puede ser egoísta o incluso ofensivo.
A la edad de 6 a 7 años, las normas comienzan a formar parte de la conciencia interna del niño. Puede regular sus propias acciones. Esto le da un nuevo sentido de independencia y fortalece su autoestima.
El niño tiene una idea bastante clara de lo que está bien y lo que está mal. Se esfuerza por comprender diferentes normas. Los límites le dan seguridad.
Sin embargo, el niño no sabe todavía generalizar las normas a diferentes situaciones y entornos. Si a un niño se le prohíbe lanzar una pelota en casa, es posible que no pueda aplicar la misma norma en casa de la abuela. Requiere comprensión por parte de los padres, ya que el niño no necesariamente desafía intencionalmente las normas.
El niño busca complacer a los adultos importantes para él. A parte de los adultos del ámbito familiar, el maestro suele ser una autoridad importante para el niño. El estudio está motivado por el deseo de complacer al adulto.
Niños de 9 a 12 años de edad
El niño disfruta haciendo actividades junto con otros niños y adultos. Es una buena idea dar al niño algunas tareas de casa. Es fundamental que el niño se sienta importante y digno de confianza, aunque cumplir las responsabilidades no siempre le apetece y necesita que los padres le recuerden sus tareas y responsabilidades.
El niño quiere expresar su opinión y sus derechos. Un niño que anteriormente había sido casi acrítico con los maestros y los padres, ahora puede ser muy crítico hacía ellos. El deseo de cooperar se transforma en protestas y portazos.
Es bastante típico en esta etapa de desarrollo que el niño esté insatisfecho consigo mismo: «¿Por qué soy tan tonto y feo?». Los sentimientos de alienación también son comunes. Un niño puede sentir que ha sido adoptado por su familia o que está solo en el mundo y es diferente a los demás. Los niños de esta edad están interesados por lo que pasa en el mundo,
el propósito de la vida y cuestiones filosóficas
relacionadas con el destino: «¿De dónde vengo? ¿Qué me pasa cuando muera? «
A pesar de su actitud crítica, el niño necesita que sus padres sean cercanos y comprensivos, que continúen estableciendo límites seguros y razonables y que se adhieran a ellos a pesar de las protestas. Dentro de estos límites, es importante que el niño pueda elegir y tomar decisiones independientes. Necesita ser escuchado, aunque no siempre sea posible actuar según su voluntad.
Los niños entran en la preadolescencia y adolescencia a diferentes edades. En las niñas, la preadolescencia llega entre los 9 y 12 años, en los niños un par de años después. La fase dura períodos de tiempo diferentes según el niño y varia en intensidad.
En la pre-adolescencia y la adolescencia, el niño debe madurar gradualmente hacia la independencia y buscar un nuevo tipo de relación consigo mismo y con sus padres. En estas primeras fases, los comportamientos pueden ser los de un niño y otras veces son propias de un adolescente. En este camino hacia la adolescencia, el niño puede mostrarse desafiante, ruidoso, descuidado, irritable y sensible. Es común que también se sientan inseguros. Los compañeros y las opiniones de ellos son cada vez más importantes y necesita que sea aceptado en un grupo de amigos.
Jugar sigue siendo importante para un niño de estas edades. Necesita tiempo para actividades libres no dirigidas, además de las tareas de la escuela y las extraescolares.
El niño es cada vez más capaz de comprender y tener en cuenta los sentimientos, pensamientos y necesidades de los demás. Ya puede describir la personalidad y los intereses de sus amigos, no solo sus cualidades externas.
El egocentrismo típico de la primera infancia disminuye. Se desarrolla la capacidad del niño para sentir empatía, esperar su turno y controlar las emociones.
El niño se siente más independiente, y ya ha desarrollado su propio juicio y conciencia moral. Puede criticar las normas e intentar cambiarlas. Reflexionar sobre las reglas le enseña habilidades importantes como justificar el propio punto de vista, escuchar a los demás y comparar diferentes perspectivas. Suele ser más fácil para un niño comprometerse a seguir las normas y compromisos si puede participar en la formulación de ellos.
Que hacemos en Lapsi
En el Centro LAPSI pensamos juntos sobre estos temas. Se evaluará la necesidad de tratamiento y se elaborará un plan de intervención. La primera visita se realiza en la consulta, y las posteriores pueden ser presenciales en la consulta, online o visitas domiciliarias.
Con pequeñas intervenciones y consejos concretos, se pueden lograr avances importantes en la interacción entre el niño y la madre/padre. Una visita puede ser suficiente, sin embargo, a veces es necesario una psicoterapia individual, terapia familiar o orientación a padres.